Nació en años difíciles, en una sociedad maltrecha por los efectos de una crisis económica que sería mundial, la de 1929 y nos deja en medio de otra que no es menos trágica.

De aquella experiencia en sus primeros años de vida nacería su gran interés por aprender y estar formado para  contribuir a mejorar la sociedad que recibió; pero sobretodo le enseñó que la honestidad, la integridad profesional y el esfuerzo en el trabajo, serían los valores fundamentales que le acompañarían a lo largo de su vida.

La grandeza de su vocación pedagógica y su puesta en práctica como profesor en el primer Colegio Arenas, contribuyó a que junto a su esposa, Doña Carmen Ojeda, fuera “alma mater” de importantes colegios de Canarias,  entre éstos está el nuestro, el Colegio Arenas Internacional.

Los que hemos conocido  este Centro desde su nacimiento, sabemos el impulso que supuso la dirección de Don Bernardo  y su afán por convertirlo  en un colegio referente en Lanzarote. Supongo que algún día sabremos todos valorar la importancia de este hecho.

Hoy nos enteramos de que Don Bernardo  Rodríguez  Alonso  ha muerto y a mí, desde estas líneas, me cabe el honor de expresar mi admiración por toda su trayectoria profesional y humana, expresar  también nuestro más sentido pésame a su familia y transmitir a toda la comunidad educativa Arenas el ejemplo de toda su vida como mejor estímulo para seguirlo.

Si así lo hacemos, estaremos haciéndole el mejor homenaje a su memoria.

¡Que descanse en paz!